lunes, 23 de septiembre de 2013

Volver... Llegar.


Mucho tiempo.... ha pasado muchísimo tiempo sin escribir...  quizá el mismo tiempo que ha durado el viaje que he tenido que hacer para seguir soñando.   Un viaje que me hizo cruzar el océano para volver y un viaje que me hizo atravesar tempestades interiores para darme cuenta que NO había vuelto...  sino que HABÍA LLEGADO. 

El salto al vacío que he dado en los últimos meses ha venido cargado de muchas cosas: desconcierto, despedidas, encuentros, novedades, angustias, equilibrios, recuerdos, rabietas, confesiones... 

Y hoy, después de 9 meses,  vuelvo a escribir... palabras que son más que palabras y que hablan de gestación de cosas nuevas y de muchos partos, de esos que son sin epidural y a veces vienen con complicaciones.  

9 meses... pero es ahora... es ahora cuando quizá empiezo a ver destellos de luz por la ventana y me fijo más en los pájaros que reposan en los árboles. Es ahora cuando descubro que el sentido profundo de mis sonrisas sigue siendo la lucha por un mundo más repartido, más justo, más feliz, más solidario...  y es ahora cuando descubro que sigo teniendo opciones preferenciales y que se pueden vivir también  a este lado del mar... 

Me ha impresionado leer la última publicación que hice en el Blog... Doña Rosa, la mujer que me enseñó eso de "CURAR A LA GENTE"... era la gran protagonista de esa entrada...  a pocas semanas de ese escrito, murió dejando su cariño tatuado en cada una de sus hijas y en el pequeñin de la familia... pero es curioso, es curioso que sea esta mujer, desde que estoy en España, el referente de muchas cosas en mi vida.... y ahí está eso que hablamos tan técnicamente sobre "Ciudadanía Global", al final,  es ella la que me ayuda a curarme a mi...   

Y en ese espacio... SE CAEN LAS FRONTERAS... incluso las del cielo y la tierra.





miércoles, 26 de septiembre de 2012

CURAR A LA GENTE


Desde hace unos días, hemos estado pendiente del estado de salud de la mamá de unas niñas, que estudian, juegan y sueñan en este Proyecto. Quizá lo primero que te sale es la profunda indignación mezclada con impotencia, rabia, tristeza, desconcierto…

Unos tenemos tanto y otros… no tienen ni lo mínimo.  

Es difícil estar cerca de situaciones tan extremas y saber que tienes un margen de actuación “limitado”… Dicen que la pobreza trae pobreza y este caso es un vivo ejemplo de ello.  Mujer, sin papeles, gravemente enferma, sola, sin ingresos, ciega y a cargo de cuatro niñas entre 14 y 8 años y un niño de tan solo 4.  

¿Y qué hacer?  Hoy podemos apoyar con algunas cosas mínimas, una consulta en el médico, un poco de comida, unas inyecciones de insulina, vitaminas… pero… sabes bien que es imposible solucionar la raíz del problema y llegar verdaderamente a transformar esa realidad… y además de esa realidad otra y otra…

Si, este es el mundo que hemos creado, desigual por donde lo mires, y no solo en Guatemala, en los países de África o en la India… también en  los llamados “primer mundo” se están haciendo cada vez más grandes las distancias entre los que tienen mucho y los que se están quedando sin nada….  y ganas te dan de dar la vuelta al mapa mundi (al estilo Mafalda) y agitarlo un poco, a ver si así, se reparten las cosas con un poco más de justicia.

Dice el Evangelio de hoy que ellos,  (los discípulos) se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea anunciando la Buena Noticia y CURANDO en todas partes.
La pregunta que me hago es que quería decir Jesús cuando los enviaba a “curar en todas partes”… supongo que no pretendía que toda la humanidad nos pusiéramos a estudiar medicina,  por algo nos ha dado Dios las distintas vocaciones profesionales… creo que este CURAR es mucho más profundo que lo estrictamente físico.  Ayer, cuando estaba con esta señora me preguntaba: ¿Cuántas veces habrán mirado a esta persona con un mínimo de cariño? ¿Cuántas veces se habrá sentado a la mesa de una sencilla cafetería para desayunar? ¿Cuántas veces la habrá atendido un Doctor amable y reconocido?

Igual “curar a la gente” también es eso… DIGNIFICAR a la persona en lo profundo y devolverle el  DERECHO.  Igual curar a la gente es solo estar, acompañar, preocuparse, mirar, visitar e incluso a veces… ayudar a morir.



martes, 18 de septiembre de 2012

APASIONARSE

¿Qué es la voluntad de Dios?   Me sale la pregunta con motivo de una conversación que tuve ayer, y me resuena aún más al pensar en el contexto de violencia, pobreza y desespero que solemos percibir a diario.  Parece que, en nuestras desgracias,  se nos queda introyectada,  como loritos,  la coletilla de: "lo que Dios quiera"; "Así lo quiso Dios"; "Es la voluntad de Dios"...  y no nos paramos a pensar en que en la mayoría de los casos atribuimos a  Dios un millón de situaciones en las que Él es el último responsable... 

Conozco a mucha gente que prefiere "ignorar" a Dios en sus vidas, simplemente no está, no se le recuerda... se vive mejor así.... me pregunto muchas veces cómo será esa idea de dios (con minúscula), en qué dios se cree,  qué clase de dios puede molestar tanto como para ocultarlo de nuestra cotidianidad.

Supongo que a lo largo de la historia de la Iglesia, y en el caminar de quienes nos decimos cristianos/as,  hemos metida “la pata” hasta el fondo en repetidas ocasiones.  Me cuesta recordar las ocasiones en las que a propósito de la celebración de alguna misa, se ha logrado llevar a la gente a la experiencia personal, íntima, profunda con el Dios de Jesús. A veces es más fácil quedarnos en los discursos del pecado, de la terrible sexualidad, de los castigos del cielo, de la cruz malentendida de cada día…   sin llegar a comunicar que lo verdaderamente Dios quiere es la VIDA, y la vida en abundancia… la felicidad plena, el AMOR SIN CONDICIONES.

Gracias a Dios, muchos cristianos de a pie, y algunos teólogos “contra-corriente”, están intentado quitar de nuestras mentalidades y de nuestras entrañas la idea del “Dios de los ejércitos”, que si somos buenos nos quiere y si somos malos…  ni nos mira.

Pero con todo… me sigo encontrando con tanta gente, jóvenes y adultos, que sigue creyendo en un Dios que “vigila” y lo peor de todo… que condena.  La verdad, no me extraña que esto ocurra, cuando la jerarquía de la Iglesia parece que está más preocupada en los preservativos que en la situación de pobreza en la que están quedando tantas familias; con estos argumentos en pleno siglo XXI, no me extraña que tanta gente se aleje… yo creo que Jesús también se alejaría… y de hecho, así lo hizo.

Cuando nos acercamos al evangelio sin recelos, sin burlas y lo miramos desde lo que es: UNA BUENA NOTICIA… quizá podamos empezar a captar quién es ese Dios que inevitablemente se hace presente en nuestro lenguaje, en el arte, en los grandes y pequeños acontecimiento de la vida.   El otro día leía: ¿Cómo saber cuál es la verdadera voluntad de Dios? Y en seguida aparecía la respuesta: la voluntad de Dios nos la muestra un hombre que vivió hace 2000 años en una pequeña aldea desconocida y que se acercó a la gente para que dejáramos de mirarle en el Cielo y comenzáramos a descubrirle en la tierra.   En el evangelio de hoy se ve con claridad cómo es ese Dios: Jesús, de camino, ve a un madre desesperada enterrando a su hijo y Jesús no lo soporta… no sabemos si esa familia era “buena o fiel cumplidora de sus obligaciones religiosas” o si pasaban de todo eso…   a Jesús le da igual… no soporta ver sufrir a nadie, sea quien sea, no quiere la muerte, ni el dolor… así que se dirige al joven y lo levanta… lo levanta a él y a su madre…  y la verdad, creo que esa fue la vida de Jesús y la herencia que nos deja: Pasar por el camino levantando a la gente de sus “muertes”.



A veces pienso… si las personas se pudieran encontrar con este Jesús,  no desde lo teórico o desde “los rezos tradicionales”, sino desde el contacto real, interior, profundo…desde el contacto con la gente que nos encontramos en el camino y necesita que la levantemos de sus dolores… si nos encontráramos así con este Jesús y su Proyecto, sería imposible no apasionarse. 
A veces pienso que hay demasiado “ruido” interior y exterior para ello… y lo que me parece peor… tenemos poco medios para despertar, al menos el deseo de “acallar” tantas cosas que nos estorban para alcanzar esta experiencia.

Hay personas que me dicen: “esas son tus cosas…”; “eso es lo que tú vives…”; “por lo que has  optado…”… Yo creo que la experiencia creyente en profundidad no es de unos pocos que se nos mete no sé qué cosas en la cabeza.   El dejarse tocar por Jesús, por la experiencia viva de que tenemos dentro nuestro gran tesoro, el saberse locamente enamorada de un Proyecto de justicia, de paz… eso… es DE TODOS. No es terreno exclusivo de curas, monjas y de otras formas que a veces ni se entienden… es REGALO PARA TODOS.

Quizá el mayor reto es saber voltear los ojos… para encontrarse con la MIRADA… con la mirada de cariño al “joven rico”, con la mirada de AMIGO que le regaló a Pedro cuando éste le negó, y con la mirada de “yo te sigo queriendo”, que estoy segura que se quedó grabada en Judas. 

martes, 14 de agosto de 2012

Cambios

Últimamente, desde hace poco más de un mes... algo nuevo, distinto, desconocido... parece empujar e irrumpir misteriosamente en mi vida.

No sé, supongo que son cambios, algunas perceptibles, otros prácticamente invisibles... cambios que vivimos mucha a gente a la vez o que compartimos con algunas personas  y cambios que solo yo sé que están ocurriendo...

Y hace unos días pensaba en la fuerza de cambio invisible que tienen las pequeñas cosas... de la semilla al gran árbol; de la nota musical a la extensa sinfonía, de la granito de arroz a la rica paella...  si ya lo decían por el sur... "cambia... todo cambia".

Últimamente soy testigo privilegiada de varios cambios... y digo privilegiada, porque sorprendentemente  para mí, cada vez tengo menos miedo a soltar lo viejo y cada vez disfruto más de acariciar la libertad de las manos vacías para que lleguen nuevas cosas, nuevas personas, nuevas calles, olores, sabores, estilos...

Últimamente han cambiado algunas cosas, cosas institucionales, estructurales... han cambiado los roles de las personas...  pero me doy cuenta que en el fondo, el gran cambio, es el que está ocurriendo en lo profundo, en lo imperceptible, en donde nadie se da cuenta... en lo profundo del mundo, de las personas, en lo profundo de la tierra y en lo profundo de mi misma...

El gran cambio es el que me hace percibir las nuevas cosas como novedad, como esperanza, como alegría, como horizonte...     el gran cambio es el que se está produciendo en el centro de mis motivaciones, expectativas, desprendimientos...

El gran cambio es el que se produce cuando vivo las mismas cosas o sufro y gozo con los mismos sentimientos... pero con algo distinto... algo nuevo, invisible, silencioso... pero que hace brotar de las pequeñas cosas... el agua fresca. Es momento de cambio, de novedad...  y como decía un escritor hace tiempo..

"Todo en-caja... y todo encaja"



lunes, 13 de agosto de 2012

la VIDA (con mayúsculas)

Yo creo que la VIDA (con mayúsculas) no es una varita mágica a la que se le pide valentía, libertad, fortaleza... y rapidamente te lo concede. Yo creo que la VIDA (con mayúsculas) te regala la oportunidad para ser valiente, la situación para ser libre, el momento en el que ser fuerte... Y ESE ES EL GRAN REGALO....

sábado, 11 de agosto de 2012

Así en la tierra como en el cielo...

película de 2004, dirigida por Kay Pollack Tuve la oportunidad de ver la película por primera vez en Cefas y hoy la he vuelto a ver. Me ha gustado tanto o más... quizá, porque refleja a la perfección el camino hecho también por mí... El proceso transformador que hace el grupo, y a su ritmo, cada persona, me recuerda mucho lo vivido en el último mes, me hace recordar con mucho cariño a mis compañeros, a mi grupo de vida y me confirma en la idea del poder de los "deseos profundos" para conseguir abrazar al "niño"... Me quedo con una frase de la película... QUE SON MÁS QUE PALABRAS: "Cada persona hace lo que puede"

Decisiones

Ayer, hablando con una de las maestras del Proyecto Chinautla nos explicaba el motivo por el que un niño del Programa de Apoyo Tutorial no había ido a clase. Esta fue la explicación de Carlos (12 años): "Seño, en mi casa solo tenemos dos pantalones... y ayer, solo uno estaba seco. Mi mamá tuvo que decidir entre mi hermano y yo, y al final se lo puso Juan (14 años) porque él es el que se va a trabajar y con ese dinero podemos comer... por eso, no pude venir a estudiar". Pues eso... mucho más que palabras ¿no?